domingo, 15 de abril de 2007

Esclavitud (Capítulo 1 de 3: Pasado)

La esclavitud, en su acepción más incluyente, que podríamos esbozar como: “estar obligado a realizar una tarea para beneficio de otro” es un fenómeno que ha teñido todas las civilizaciones en nuestra historia, y continúa su flagelo en la actualidad, oculta bajo distintos disfraces. Aunque nuestras sociedades continúan reproduciendo y acelerando el desarrollo y la desigualdad, alimento esencial de la esclavitud, las mismas, desde hace un tiempo, produjeron un ítem, que puede ser visto como la única esperanza para acabar con ella. Este ítem es la máquina.

En esta serie de tres artículos: Daré mi visión sobre como surge la esclavitud, cual es el sentimiento detrás de ella, y como fue justificada históricamente en la primer entrega. Luego, en la segunda exposición, mostraré como actualmente se dibuja la situación de esclavitud, y como se definen los nuevos cortes entre individuos que disfrutan del desarrollo y otros que lo generan. Finalmente, en el tercer artículo, introduzco la visión de la máquina como esperanza para erradicar la esclavitud, y también planteo la necesidad paralela de que el hombre deje de funcionar como máquina, asuma la situación de esclavitud ante la sociedad que padece y lo destruye, y finalmente busque su camino para convertirse en un ser con individualidad, un ser libre.

Surgimiento: Desarrollo y poder
Las sociedades, en mayor o menor medida, siempre fueron esclavistas. En todas ellas hubo grupos de personas con poder, y otros sin él, y existieron, en ellas, tareas que ambos sectores de la sociedad no consideraban gratas, ya sea por que eran nocivas, indignas, demasiado fatigosas, aburridas, o por otro motivo, la realidad indicaba que no existían personas que voluntariamente quisieran hacerlas, o al menos no había suficiente de ellas para realizarlas, pero eran, estas tareas, imprescindibles, o al menos los grupos poderosos lo consideraban de esta manera. De esas condiciones, surge naturalmente la esclavitud.

Los faraones egipcios quisieron unas magníficas tumbas y se construyeron las pirámides. Luego de conquistar todos los reinos que la componen, el primer emperador chino decidió construir kilómetros de muralla para que su reino fuera impenetrable, y la colosal muralla china fue construida. La civilización griega tuvo un masivo vuelco al arte y la cultura, y actualmente seguimos admirando el legajo de estas personas. En estos tres proyectos, como en infinidad de otros, miles, cientos de miles, millones de esclavos fueron necesarios para su concreción. Intencionalmente elegimos ejemplos cuyo producto admiramos y agradecemos, aunque condenamos el sufrimiento que ocasionó su realización. Misma condena que aplicamos a los millones de esclavos, que al servicio de inútiles burgueses, desperdiciaron sus vidas en caprichos fatuos.

La condena es la misma, es cierto, aunque surge, en nuestras mentes, la duda si cambiaríamos la historia si tuviésemos los medios. ¿Elegiríamos perder las pirámides?, ¿perder la muralla china?, ¿el maravilloso arte y las geniales ideas de la Grecia clásica? Sin esclavos, las pirámides y la muralla china no se hubieran construido, o estarían construyéndose aún, y si en su democracia, los griegos hubiesen incluido a sus esclavos, no hubieran tenido ese ingrediente indispensable para el arte que es el ocio, y sus obras hubiesen sido tan escasas como las de cualquier civilización en cualquier momento de la historia.

Sentimiento: Desprecio
Siempre hubo esclavitud, y la sigue habiendo. Probablemente desde los primeros eslabones del hombre primitivo, un sector se sintió, por alguna característica de sus integrantes, superior a otro, y consideró justo esclavizarlo. El sentimiento detrás de la esclavitud es el desprecio, el considerar menos al otro, podría pensar que es el odio, pero el odio iguala, del odio no surge la esclavitud, surge el asesinato o la tortura, y si se esclaviza, se utiliza como medio de tortura, tortura psicológica más que física, un igual no sufre realizando las tareas asignadas por su amo, por desagradables y dolorosas que sean, sufre por estar obligado a hacerlas, y por tener que hacerlas para su amo.

Justificación: Diferencias
El desprecio es el que genera la esclavitud, y las diferencias son la herramienta para justificarlas.

Los faraones se consideraban hijos de Dioses, el resto de los egipcios no eran más que su rebaño. El emperador chino mencionado, no conforme con el poder que le otorgaba su título, también eligió el misticismo, y se autoproclamo hijo de Dios, de igual manera, la mayoría de los reinos, para crear diferencias cuando no las había, eligieron el círculo: “Fastuosidad-Fe”. Los palacios, la vestimenta y las procesiones de los reyes generaban, en sus súbditos, la fe en que los primeros eran seres especiales, emparentados con los Dioses, superiores, y era esta misma fé, la que les otorgaba riquezas y mano de obra para obtenerlos. En Grecia, en cambio, no había reinado, existía la democracia, estaban un paso adelante, aunque hacia la hipocresía. En esta sociedad, el parentesco definía quién era ciudadano griego y quién no, los primeros eran libres y vivían en democracia, y los segundos eran una propiedad más de los primeros.

En los tres casos usados como ejemplo las diferencias entre opresores y oprimidos fueron elaboradas, obviamente también se utilizaron diferencias visibles entre los seres humanos, y la estrategia en esos casos fue enfocarla, desenfocando las otras. No importaba la sabiduría del individuo, sus habilidades, sus experiencias, su personalidad, y sí el color de su piel, estigmatizando su etnia, para, en una hábil comunión, ser considerado falto de alma por la iglesia católica, y factible de convertirse en propiedad privada por la civilización europea. Este patrón, variando ubicación geográfica, esclavistas y esclavos, y la característica física que los diferenciaban, se repitió en todas partes del globo, y en cada una de las épocas, produciéndose en civilizaciones tan disímiles que quizás la único que tuviesen en común sea la xenofobia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante tu articulo, me gustaria saber si no le importa que lo cogiese para recoger ideas en un trabajo que estoy desaarrollando sobre la esclavitud.
saludos y Muchas gracias, germán

djbm dijo...

Hola Germán,

Me alegra que te haya interesado mi artículo, y que hayas encontrado ideas en él para el trabajo que estas desarrollando.

Claro que puedes usar las ideas, será un orgullo para mi que las mismas sean difundidas a través de ti.

En el caso que la estructura del trabajo que estas construyendo lo permita, te agradecería que incluyas la referencia a mi artículo. Si esto no fuera posible, no te preocupes, incluyelas igual, no tengo ningún problema en que lo hagas.

Buenas inspiraciones.

Un gran abrazo,
Diego

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